Destellos de ingenio
Se veía venir. Eran, de largo, el mejor argumento cómico de las dos entregas de la saga
Gru, mi villano favorito, y además son un filón en términos de merchandising y de marca propiamente dicha. Los minions son un negocio redondo, y pedían un largometraje a gritos. La idea era salirse por la tangente con un producto nuevo, pero a la vez
Los Minions encaja en el global de la saga como precuela. Universal, claro, ha visto la jugada y se apunta al fenómeno spin off, con un producto apto para todos los públicos (en el sentido de que es altamente disfrutable independientemente de la edad) que arrastra los mismos defectos que otros derivados de la misma cuerda (hablamos de Los pingüinos de Madagascar o semejantes).
Hay munición de sobra para incontables horas de sketches en compañía de estos imposibles y abrazables esbirros del mal, y Pierre Coffin y Kyle Balda no la echan a perder, todo lo contrario. En efecto, la pegada cómica de Los minions es incontestable; se trata de personajes más idóneos para formatos más breves, para cortos o productos televisivos, pero el resultado final es razonablemente convincente. Son, de hecho, noventa minutos de gags de primera, que se van en un suspiro porque el carisma de estos canijos amarillos está fuera de toda duda. Coffin y Balda encaran los enredos "minionicos" cual si de se tratara de personajes de una comedia de los años del cine mudo, con el encanto de las comedias situacionales completamente desnudas de diálogos, en las que la imagen vale más que mil palabras.
Un humor brillante basado en el gesto y en la mueca que no tiene, sin embargo, la misma entidad y continuidad en las secuencias "humanas" propiamente dichas. Cuando son los minions los que monopolizan la atención del objetivo la comedia camina, cuando se trata de incrustar a los minions en el ajo de una trama tan inconsistente, un tanto deslabazada, el show pierde fuerza y frescura. Funciona la cinta como tira cómica, más que como película; la historia que sirve de coartada, por contra, convence solo a medias. Con todo, el balance final es favorable; la cinta tiene recorrido entre la platea adulta e infantil regalando ocurrencias cómicas (Bob es uno de los personajes animados del año) de muchos quilates.
Lo mejor:
Tiene destellos de comedia de primera
Lo peor:
El hilo argumental es bastante mejorable