Último tren a Treblinka es un homenaje escénico a Janusz Kòrczak, un pedagogo que hizo de un orfanato con 200 niños judíos un lugar muy especial donde vivir allá por 1942. Lo que para muchos era una especie de república infantil tenía una organización interna muy cuidada, con leyes y reglamentos. Los espectadores se convierten, así, en testigos de excepción de los miedos y las alegrías de sus internos hasta un día fatídico: el día que deben abandonar el lugar y dirigirse al campo de concentración de Treblinka.