Viva Bestein
¿Sería posible montar un mal espectáculo a partir de West Side Story? Habría que esforzarse. El maravilloso relato fue urdido por dos tipos como Laurents (el de La soga o Tal como éramos) y Sondheim, y la música es -nada menos- una de las pruebas más evidentes de que en el siglo XX saltaron por los aires los contenedores del arte culto y el popular. El celebérrimo María representa ese siglo no menos que el Vissi d’arte de Tosca, y quien se escandalice a estas alturas por esa afirmación es que lleva varios capítulos de retraso.
La puesta en escena del Calderón es una excelente ocasión de revisitar el clásico o de llevar a los adolescentes a encontrarse con una historia que –como el Romeo y Julieta original- parece escrita para ellos: bandas violentas y amor desmesurado. Barrios saca gran partido de una escenografía de Sánchez Cuerda flexible y vivaz, disponible para todo como un personaje más. Salvo por unas prestaciones coreográficas mejorables, la versión está cerca de ser una gran versión, con un notable elenco protagonista. Aunque esto va en gustos, me encantó la voz –con un elegante asomo de raspado- de Javier Ariano en el papel de Tony. No hay crítica de WSS que pueda evitar decir esto: el de Anita es uno de los papeles secundarios más bonitos de la historia del teatro musical.
Fecha de publicación: 14/12/2018