En abril de este año, el Ayuntamiento de Madrid aprobó la creación de un parque de videojuegos como espacio de coworking, presentaciones de videojuegos, servicios de consultoría y eventos de e-sports. El espacio aparecerá en 2022 y se distribuirá en tres pabellones, lo que lo convertirá en el parque de videojuegos más grande de Europa.
Madrid tendrá su propio y exclusivo parque de videojuegos.
La creación del campus es parte de un proyecto dedicado al desarrollo del clúster. Reunirá a grandes empresas, desarrolladores y expertos talentosos. También hay planes para ampliar la cooperación para desarrollar medidas y proyectos específicos destinados a aumentar el atractivo de la inversión y crear oportunidades de empleo de calidad en el sector.
La teniente de alcalde de Madrid, Begoña Villasis, ha recordado que el 33% de los proyectos de la industria española del videojuego se concentra en Madrid. Por lo que el campus ayudará a construir una industria de videojuegos sólida, ha asegurado Villasis.
Sobre la industria del Videojuego en España.
Sólo en 2019 el sector ganó 1479 millones de euros en nuestro país, con un total de 754 millones de euros en beneficios por venta directa de productos. Aevi señala que en 2020 los números fueron todavía mejores con 1747 millones facturados, con una venta física directa de 720 millones de euros y 957 millones vía online. Una industria que genera 9000 empleos directos y más de 23000 indirectos, lo que la convierte en una de las más prósperas. Sin duda un sector con mucho futuro y de grandes posibilidades empresariales.
Los políticos lo saben y muestran su apoyo a toda iniciativa que mejore esta industria en auge. Nadia Calviño señaló que tenemos una oportunidad única que no podemos dejar pasar para lograr avances importantes en el sector del videojuego.
José Manuel Rodríguez Uribes ha dicho que su objetivo es consolidar en los próximos años una red de empresas del sector. Esas empresas pondrán en valor la calidad creativa española y apoyar su internacionalización.
Reyes Maroto cree que deben reforzar la colaboración entre las distintas administraciones públicas y el sector privado. De esta manera podrán posicionar al sector en el lugar que se merece.
Sobre el coworking.
No todo el mundo puede trabajar desde casa y el alquiler de la oficina es caro. La salida es alquilar un lugar en un centro de oficinas conjuntas. Esto es más económico. ¿Qué es el coworking y qué necesitas saber? Después de decidirte a utilizar dichos servicios, hoy te lo contamos. En términos simples, un espacio de coworking es un centro donde se puede alquilar un lugar de trabajo por el tiempo requerido para tu proyecto. Muchos espacios de trabajo conjunto ofrecen lugares alquilados equipados con computadoras o laptops, escáneres e impresoras, y brindan servicios adicionales.
El coworking es en definitiva el espacio donde cualquier persona puede hacer su trabajo de forma temporal o permanente. El nombre proviene de la palabra ‘coworking’ ‘trabajar juntos’, y tiene los siguientes aspectos: a disposición del propietario hay una enorme sala, dividida en hotel o áreas de trabajo comunes con acceso a Internet, totalmente equipada con equipo de oficina, así como otras pequeñas cosas agradables y útiles. Existe un área de negociación para la organización de reuniones con clientes, espacios de formación y salones, solo aquí trabajan personas que son completamente independientes entre sí de diversos campos de actividad (emprendedores, diseñadores, redactores publicitarios, programadores, traductores, responsables de tiendas online, etc. ..).
¿Quién inventó el espacio de coworking?.
El coworking fue inventado en los Estados Unidos en 2005 por el programador Brad Neuberg. Fundó la primera oficina conjunta en la que las personas obtenían todo lo que necesitaban para trabajar por una tarifa fija: Un lugar de trabajo conveniente y bien equipado, con acceso gratuito a Internet, comida buena y barata, y un ambiente relajado propicio para la productividad y creatividad.
La historia de Brad Neuberg.
Como decimos, la historia del coworking comenzó en 2005. Un joven programador estadounidense, Brad Neuberg, que ascendía rápidamente en la escala profesional, decidió alquilar una oficina para él. Al estudiar todas las opciones, Neuberg se sorprendió por los precios inflados, ya que no requería ningún lujo, solo un lugar de trabajo cómodo. Al él no le gustaba el trabajo monótono en la oficina bajo la estricta supervisión del gerente, pero por alguna razón tampoco podía trabajar en casa. Empezó a aburrirse y languidecer con el anhelo de las incesantes conversaciones de colegas inspirados.
Brad decidió alquilar un gran espacio en uno de los edificios de oficinas y lo ofreció como lugar de trabajo para personas como él, ‘creadores’, estableciendo una pequeña tarifa mensual, que consideraba la más razonable para personas de ideas afines. A cambio, se les ofreció el uso ilimitado de las comodidades de la oficina, Wi-Fi gratis, almuerzos compartidos y paseos en bicicleta los fines de semana. En solo tres meses, se unieron a él varios autónomos y equipos de puesta en marcha, y el diseño único del lugar de trabajo se denominó coworking. Exactamente un año después, el coworking se dio a conocer y se aplicó en todo el mundo.
