El monasterio Santa María la Real de Huelgas es especialmente famoso en los Anales de la Orden
Cisterciense debido principalmente a su historia, el empaque de sus construcciones, las joyas artísticas que contiene,
la importancia de su Archivo documental, y hasta la nobleza de sus orígenes.
A pesar de ello resulta muy difícil encontrar documentación sobre la vida de esta casa tan noble.
Su nombre, proviene de su emplazamiento en un lugar destinado a recreo y solaz de quien se cree fue su fundadora,
la reina doña María de Molina.
Cuando en 1282 sufre el monasterio el fatal incendio que lo destruyó totalmente, lo mismo que sus Archivos,
sería ya cisterciense la comunidad y, según Ortega, lo habría fundado doña Sancha, la hermana de don Alfonso VII.
En esa época, la llamada TIERRA DE CAMPOS, era un lugar fronterizo muy codiciado, de manera que Alfonso VII
el Emperador se la concedió a su hermana. Al ser nombrada gobernadora, disponía de tierras y dinero y por ello
fue fundadora de varios monasterios
La que sería gobernadora de Castilla, cedió su alcázar como nuevo convento para las beatas de la orden del Cister
y eligió ya desde entonces el monasterio para su sepultura.
Todavía hubo de sufrir el monasterio una parcial destrucción en 1328,
causada por las tropas de Alfonso XI, quien, en parte quizás por esto mismo, quiso compensarlo con la confirmación y
ampliación de sus privilegios.
A partir de entonces, la comunidad desenvuelve sin mayores avatares su vida plácidamente y de manera prácticamente
ininterrumpida hasta hoy.
Con el tiempo, irían afluyendo con normalidad las vocaciones y, a la vez, iría redondeándose el extenso dominio territorial de
las Huelgas con fincas rústicas y urbanas, así como con privilegios y derechos señoriales.
a primera de sus abadesas conocidas, fue doña Teresa Gil, y consta lo era aún en 1298. Tras ella, ocupa el cargo abacial otra
gran abadesa, doña Isabel de Herrera, hija de don García de Herrera y doña Elvira de Guzmán. Ella fue quien primero se
sometió a la Congregación cisterciense reformada de Castilla, en la persona de su Reformador General en 1482, reinando los
Reyes Católicos.
Con esta abadesa, comienzan los años de plenitud del monasterio hasta pasado el primer tercio del siglo XVII.
Cuatro grandes abadesas llenan todo este tiempo. Todas ellas pertenecerían a un mismo linaje, el de los Mendoza: Isabel de
Mendoza (1510-1543); Ana Quijada y Mendoza (1543-1590); Ana de Mendoza y Cerda (1596-1599) y por último Isabel de
Mendoza II que lo presidió sin interrupción de 1608 a 1614, de nuevo de 1620 a 1626, y el trienio 1629-1632.
Ana de Mendoza Quijada, es quien comienza la obra de la Iglesia, que acabará veinte años mas tarde (1579-1599).
Por referencias documentales de 1537, sabemos la exacta ubicación del antiguo monasterio antes de su incendio, que motivó su t
raslado a los alcázares junto a la Iglesia de la Magdalena, donde sigue hoy. Parece pro tanto que las “Huelgas viejas” se encontraban
localizadas en el Arrabal de la Magdalena, Arrabal de la Cerca (junto a la calle Renedo) y algo del Arrabal de San Juan.
La comunidad cuenta en 1665 con un total considerable de 42 religiosas, 20 criadas, 2 religiosos, 2 criados y 1 ama.
Serán particularmente dramáticos los avatares de la comunidad en el siglo XIX, con los sucesivos desastres de la Guerra de la
Independencia, y después del bienio progresista y de la legislación desamortizadora de Mendizábal que acabó con el considerable
patrimonio territorial del monasterio. Es ahora cuando demuestra su temple religioso, su capacidad de reacción y su vitalidad para
salir adelante.
Tras estos acontecimientos, la comunidad vuelve a ser floreciente. Prueba de ello es la aparición del Colegio, durante el abadiato de
Pilar Oña (siete veces abadesa en la casa), quedando formalmente erigido en 1895 con las primeras profesoras tituladas, siendo
abadesa Teresa Veneciano.
La comunidad regida por la abadesa Sagrario Martín (1921-1947), capea el temporal de la guerra civil y siendo abadesa la madre
Purificación Carlón, puede erigir un Colegio de nueva planta en 1959 que comienza a funcionar desde 1966.
La comunidad fortalecida y bastante numerosa, pudo igualmente hacer frente, en 1980 y siendo abadesa la madre Teresita García, a
la restauración por Bellas Artes de la Iglesia Mayor.
Muerta la madre Teresita, el 14 de septiembre de 1989, fue elegida el día 17 del mismo mes para sucederla la madre Mª Ángeles Valle.
El 28 de diciembre de 2002 fue elegida abadesa del monasterio sor Mª de Mar (Elena Martínez López) que gobierna ahora a su
comunidad.