Qué alegría que alboroto, vuelve la más castiza! la Taberna la carmencita. Vivo en el número 16, calle de la Libertad. Por mis cristaleras he visto pasar revoluciones y bailes flamencos en el filo de una mesa; he visto modernizarse los barrios; apagarse las velas; leer que los periódicos cada vez se leen más; escuchar a mis azulejos recitar versos de Lorca. Y reír en la barra tomado vermut con Neruda. He cerrado los portones para ser refugio de librepensadores. Y ahora los abro de par en par para recuperar ese aire de casa de comidas. Para que te sientas como en casa. Y que siempre tengas algo rico que comer, mientras te comes a besos. Y que te pases las mañanas con ese sabor rico del café ecológico recién tostado. Para que nos ayudes a recuperar ese Patrominio de la Humanidad de Madrid que es tomar el vermú, con tigres, negronis y personajes; con almuerzos contemporáneos y cazuelitas de la montaña, con filetes rusos de ternera ecológica y huevos ecológicos de yema esférica, de los de antes. Con croissanes bohemios y un vaso de leche de lecherías ecológicas de vacas felices de la sierra de Madrid. Con tartas y tertulias pre estrenos. Con ganas de estrenarnos. De daros cenas a las 2 de la mañana, cuándo la luna está más canalla. Porque somos la taberna más castiza de Madrid. La segunda más antigua y si algo hemos aprendido estos 159 años, es que a los gatos noctámbulos les gusta beber y cenar en mesas divertidas, no tener hora para volver a casa. Por eso esconderemos el cartel de cerrado hasta que los artistas decidan, para escribir versos que no cesan, odas al tomate y sellen con bloody meris sus guiones. Te recibiremos con una sonrisa, como el rayo que no cesa. 159 años después vuelve la carmencita. Esto sólo pasa en Madrid. Y sucede en la calle de Libertad. No podía ser otra calle ¿verdad?