Juan, por Dios!.Una estética rabiosamente sesentera para un público juvenil que entiende perfectamente los guiños estéticos de este local y no se conforma con «lavar y marcar».
Esta peluquería del barrio de Chueca ofrece ya desde el nombre acabado en interjección, algo más de lo habitual: Un ambiente con el que se identifica su clientela, quien se siente allí como en casa de unos amigos.