La sala de exposiciones de Cultural Cordón reúne una cincuentena de pinturas, esculturas, tapices y artes decorativas, mayoritariamente de los siglos XVI y XVII, en las que se distinguen las procedencias principales de
Flandes, Holanda, Italia, Alemania y España. La exposición ‘Bajo el árbol del paraíso. Obra religiosa y profana en la Colección Alejandro Sanz Peinado’, del 16 de febrero al 25 de junio.
Bajo el árbol del paraíso en el Cultural Cordón
En la tradición expositiva de Cultural Cordón no han sido pocas las presentaciones de colecciones particulares mostradas por vez primera en nuestro espacio. Hoy nos complace presentar una nueva colección particular, quizá
una de las más fascinantes con las que hemos tenido la dicha de trabajar. La calidad y variedad de las piezas reunidas por su propietario harán indispensable celebrar dos exposiciones distintas: la que ahora mostramos, dedicada a la
obra religiosa y profana, y la que se celebrará un año después consagrada al retrato, paisaje, naturaleza muerta y pintura histórica y de género. Bajo el árbol del paraíso, el título de esta primera cita, reúne una cincuentena de pinturas, esculturas, tapices y artes decorativas, mayoritariamente de los siglos XVI y XVII, en las que se distinguen las procedencias principales de Flandes, Holanda, Italia, Alemania y España.
El árbol del paraíso alude metafóricamente a la creación y la vida. Un cosmos sustentado por la sabiduría, el conocimiento y la inmortalidad atribuible al gran arte a cuyo cobijo acudimos en busca de certezas. El planteamiento expositivo ha renunciado a establecer secciones por escuelas, períodos o tipologías. Antes bien, ha permanecido atento a la proximidad estilística y a las relaciones naturales que pueden establecerse entre las obras y autores, en una convivencia natural de géneros e impulsos creativos. Conscientes de que lo alegórico y lo simbólico, la espiritualidad, la mitología, la devoción y la sensualidad conforman un gran crisol artístico, en esta exposición conviven iconografías religiosas junto a expresiones culturales hoy secularizadas, pero cuyo relato se sustenta en la
creencia, en la fuerza narrativa y en la trascendencia estética.
Resulta difícil sustraerse a la elocuencia de una nómina en la que aparecen autores como Rubens, Gerard Seghers, Martin de Vos, Jacob Jordaens, Morales, Berruguete, Zurbarán, Alonso Cano, Valdés Leal o Mateo Cerezo el joven, pero sí es imprescindible señalar que algunas de las obras que componen esta exposición conllevan el valor añadido de su singularidad patrimonial. Así sucede con San Jerónimo en su estudio, tabla de gran interés y extraordinaria calidad perteneciente a Jan Metsys, con San Juan Bautista niño, retrato de singular hermosura y delicadeza pintado por el maestro de Brujas Jacob van Oost, el viejo, con La Virgen con el Niño Jesús y San Juanito, bellísima composición debida a Abraham Janssens, el más importante pintor flamenco de Amberes hasta que Rubens regresó de Italia en 1608, con la Sagrada Familia atribuida al propio Pedro Pablo Rubens, una hermosa composición perteneciente a su producción más madura, o con La visión de San Francisco de Paula debido al pincel de Michaelina Wautier, una de las mujeres pintoras más reivindicadas hoy y de la que solo se conocen, con esta, dos obras en España.