Desayuna conmigo
Es un buen trabajo, una pieza sin duda relevante y llena de puntos de interés (aunque, después de lo que irá en medio, quizá haya que repetir este juicio global al final de la crítica). Decía Pérez Botija, por boca de Massiel, que el amor es un rayo de luz indirecta. Admirable metáfora de una fuerza que todo lo ilumina, pero nunca de forma directa y comprensible a primera vista. De ese carácter oblicuo de las vías del amor es de lo que habla Desayuna conmigo. Como Sé de un lugar, también escrita y dirigida por Iván Morales, y que me estuvo rondando la cabeza durante toda la función.
¿Y por qué? Porque, a pesar del estrecho parentesco, echo aquí en falta el desenfado, la ausencia de pretensiones, la espontaneidad expresiva de aquella. Es como si esta vez Morales trabajara con la conciencia de tener que hacer “gran” teatro. Y lo mucho que todo el mundo se cree esa ubicación lastra el avance. Sin tal preocupación, quizá uno de los personajes no repetiría la palabra “tan” más del doble de lo necesario, otro no se comería un yogur a velocidad jamás vista, no estarían todos tensos todo el tiempo o los últimos minutos (y algunos silencios anteriores) resultarían menos morosos. Sí, creo que hay repetirlo: a pesar de eso, es un buen trabajo, una pieza sin duda relevante.
Fecha de publicación: 16/01/2020