Las cartas que Federico García Lorca envió a sus seres queridos son el hilo conductor de este montaje que habla de alegría, de tristeza, de vitalidad, de desesperación, de amargura y de dulzura. Así, Lorca. La correspondencia personal aborda tanto la faceta personal como la de poeta y se convierte en un montaje poético donde el genial escritor se desdobla en hombre y mujer -merced al trabajo de Gema Matarranz y Alejandro Vera-, esa dualidad que siempre le acompañó y que tan bien plasmó en sus obras. Teatro dentro del teatro en una especie de bucle con mensaje. Dirige Juan Carlos Rubio, también responsable del texto.