El gran mercado del mundo
Calderón (universalmente reconocido como imprescindible del teatro, y quizá más celebrado fuera que aquí) supo, como solo un gigante sabría, dar forma escénica a estos apabullantes amasijos de filosofía, a estas bofetadas ideológicas que condensan siglos de pensamiento. Sillares sobre los que se apoya la cultura que aún respiramos. Hoy solo se pueden digerir si un segundo cerebro los adapta a los tiempos. Tras una versión de La hija del aire que pasará a la historia como una simple boutade el Teatro de la Comedia redime a Calderón con la estupenda Vida es sueño de Mayorga y este Mercado del mundo de Albertí.
Albertí es mucho Albertí. Si alguien nos dijera que pensaba añadir a esta densidad alegórica unas cuantas capas, nada menos que de género ínfimo (cuplé, revista…) le aconsejaríamos una temporada en un balneario. Sin embargo, el resultado es magnífico. Bien está que nuestros directores de escena sigan la corriente principal de delicado respeto a la tradición que arranca de Marsillach, pero muchos suspiramos por un poco menos de respeto y un poco más de osadía. Por fin, Albertí nos sirve una buena ración. Y que nadie se rasgue nada. Las tiradas de versos filosóficos siguen brillando como perlas en medio de todo eso, Entendemos a Calderón y nos divierte como divirtió a sus contemporáneos.
Fecha de publicación: 27/09/2019