Pautas para el regreso a una universidad de calidad
Durante los últimos meses, las universidades han respondido como mejor han podido. Sin duda, se ha tratado de una situación sobrevenida para todos los sectores que, si bien ha destapado algunas limitaciones, también ha permitido mostrar la capacidad de resistencia de las instituciones.
La pregunta ahora es: que pasará cuando cuando comience el curso 2020-2021? Si gestionar lo imprevisto es difícil, adelantarse a lo incierto lo es aún más. No vale decir que no se sabe. Los estudiantes y resto de comunidad académica necesitan certezas. Las opciones son tantas como posibles los escenarios, pero en todos los casos se requieren decisiones que establezcan criterios claros.
Con el propósito de avanzar en esta dirección, proponemos cinco pautas que pueden servir de guía para abordar el debate sobre la calidad universitaria y que, lejos de pretender ser un recetario, se plantean como claves para la acción. Si usamos un símil futbolístico, no se trata tanto de ofrecer un esquema de juego determinado, como de sugerir algunos atributos que todo buen equipo debería incluir en su manera de jugar.
1.- Transferencia
La primera es la publicidad activa promovida por las propias universidades, de forma que se publique información clara, comprensible y actualizada de todas sus actividades a través de los distintos canales digitales con los que cuente (web, correo institucional, redes sociales).
2.- FLexibilidad
Proveer certezas no implica tomar decisiones rígidas, sino establecer distintos caminos ante ciertos escenarios. Lo que suceda en los próximos meses es difícil de saber. Las posibilidades de que haya rebrotes, de que las cepas del virus se vuelvan más agresivas o de que, por el contrario, se encuentre una vacuna pronto están sobre la mesa.
3.- Equidad
Si una constatación ha dejado los meses de confinamiento es la falta de equidad en muchos ámbitos de la vida social. La universidad no es una excepción. Muchas de las desigualdades que permanecían hasta ahora más o menos encubiertas se han destapado y ha quedado en evidencia la necesidad no solo de contener la brecha sino de reducirla hasta cerrarla.
4.- Equilibrio
Poner en orden esta situación implicará, entre otras cosas, plantear un equilibrio entre las distintas tareas universitarias, entre las clases sincrónicas y las grabadas, entre las explicaciones teóricas y las prácticas, entre los exámenes y la evaluación continua, entre la tutorización y el trabajo autónomo y, muy probablemente de ahora en adelante, entre lo presencial y lo virtual.
5.- Diálogo
Si algo va a demandar los próximos meses es escucha y diálogo, comprensión mutua y una buena dosis de paciencia. Las universidades deberán esforzarse por crear un clima amable en la que los diferentes actores que componen la comunidad universitaria sean capaces de entender las razones y circunstancias del “otro”.