El 2 y el 3 de febrero, el Teatro Arriaga acoge la obra Antonia. Este proyecto de Javier Liñera nace por las ganas de saber por qué recordar, para qué, cómo y qué. Esas son las preguntas de esta función. Como dice Lorca, «la muerte acecha y el no recuerdo es morir».
En la obra se mezclan dos lenguajes: la dramaturgia del yo y lo documental. Se parte de materiales reales que se van ficcionando para potenciar la historia y el mensaje.
Se podría decir que esta función es un viaje entre el pasado y el presente. Dos historias y dos tiempos. El tiempo y la historia presente del Escritor y los del pasado Antonia y Álvaro. Se van mezclando los tiempos gracias a los flashbacks, pero, en el transcurso de la función, esos tiempos se empiezan a mezclar con mayor asiduidad y, en ocasiones, aparecen juntos en escena. Y también se mezclan la realidad y los sueños del Escritor. De esta manera podemos ver lo que sucede en su cabeza. Eso es la función: una hendidura en el cerebro del personaje.
En la pieza aparecen dos contextos y dos tiempos. Se confortan y conviven estas dos realidades para intentar dar respuesta a la pregunta de la obra. Confluyen tiempos, historias, realidades, recuerdos para intentar entender quién es el Escritor y quiénes somos. Es un proyecto onírico sobre la memoria y el recuerdo.
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