Quentin Tarantino regresa a la gran pantalla con una obra magistral: Los odiosos ocho. Esta nueva cinta basada en un western con ocho personajes de lo más completos y enrevesados, bien podría pensarse que ha sido escrita por Agatha Crhistie dado el carácter teatral que le ha dado Tarantino, donde vemos una oleada asfixiante de tensión, mientras vamos indagando en las mentes retorcidas de estos protagonistas de lo más curiosos.
La octava entrega de este amado director podría ser explicada si nos fijamos en las mejores escenas de sus pasados estrenos como en: la cena en casa del esclavista de Django Desencadenado, la pelea a muerte entre La Novia y el ejército de O-Rhen Ishii en Kill Bill Vol.I o simplemente la quema del cine en Malditos bastardos de tal forma que, si las juntamos todas y las agitamos, tenemos un coctel cinematográfico casi perfecto bautizado como Los Odiosos Ocho.
Pero si algo es totalmente destacable, es el río de sangre que podemos ver, convirtiéndose esta película en una de las más sangrientas vistas hasta ahora. Con unos efectos especiales de lo más sorprendentes que hacen al espectador dejar de comer palomitas y coger un pañuelo para limpiarse pensando que son ellos los que tienen trozos de cabeza esparcidos por el pelo. Al ver esto se responden todas esas preguntas de porqué el director de efectos especiales Greg Nicotero sale justo después del director en los títulos de crédito.
Es innegable que Los odiosos ocho es una obra maestra creada por un director de cine con una mente retorcida a la vez que brillante donde consigue reunir a ocho personajes, en un escenario, grabados con una cinta de 70 milímetros en casi tres horas de película, en la cual consigue un resultado tan espectacular que es difícil de creer.
Iván Menchón