La bodega, al estilo de los “château” franceses, está rodeada por una de sus más antiguas viñas y sorprende visualmente al visitante. Su planta, en forma de crucero y rodeada por vidrieras se asemeja a un templo donde se busca la tranquilidad y el reposo de nuestros vinos.
Desde la pasarela central, llama la atención el enorme rosetón que corona la puerta principal, proporcionando una tenue luz natural que ilumina la nave central de la bodega.
El crucero de la bodega está coronado por un mirador desde el que se disfruta de una vista en redondo de todos nuestros viñedos, lugar idóneo para realizar distintos tipos de catas.