Manu Sánchez se meterá en la piel del mismísimo Satán, con un acento tan gamberro como políticamente incorrecto. El montaje sitúa al espectador en un mundo que se acaba y parece que la creación no ha salido como se esperaba. Dios no está dispuesto a aguantar ni un segundo más a corruptos, desagradecidos, desalmados, tramposos y egoístas; el ultimátum es claro
Real Teatro de Las Cortes de San Fernando