‘Ce Grand Corps Unique’ es un trabajo específico realizado en Burgos y con Burgos como argumento. Thierry Bazin
apuesta por una realidad aumentada y concentrada que fuerza la frontera entre ficción y documento. El entorno
urbano es captado con una precisión que va mucho más allá de cuanto el ser humano es capaz de percibir.
Thierry Bazin en el CAB
Durante dos años el artista francés Thierry Bazin (Nantes, 1956) ha venido desarrollando un trabajo específico sobre la ciudad, el entorno y las personas que habitan, trabajan o transitan por Burgos. Su trabajo ha tomado la urbe
burgalesa como un cuerpo único, con sus aspectos físicos perceptibles, pero también con su carácter y su modo de sentir. Bazin rehúye los aspectos cosméticos, se aleja de la ornamentación y de toda retórica para centrarse en la esencialidad del espacio con una imagen que procura trasladar realidad y verosimilitud.
Tal vez lo más sorprendente de su trabajo radique en la utilización consciente del color, escasamente contrastado –cegado por la luz del verano de Castilla o por la niebla y el tamiz grisáceo que caracteriza nuestros inviernos–, y la descripción, el detalle y la perfección de los diferentes elementos que componen sus fotografías. En ese juego con la
realidad y el modo en que la percibimos, en la divergencia entre la verdad y la imagen que nos hemos construido de ella, radica la propuesta de Thierry Bazin para el CAB (su primera exposición en España), compuesta por diversas fotografías de gran tamaño, cuatro grandes polípticos fotográficos, una galería de treinta y seis retratos acompañados de sonido, diversas fotografías panorámicas y proyección de vídeo. El sonido y el vídeo forman parte de manera explícita del proyecto como un potenciador de la visión para escuchar la ciudad.
Bazin utiliza recursos fotográficos y técnicos de altísima definición que permiten una visión de los espacios, las construcciones y las personas con una exactitud desacostumbrada. Es precisamente en esa cercanía a la verdad absoluta donde nuestra percepción resulta aludida, hasta llevarnos a cuestionar la certidumbre de cuanto vemos. Dudar de lo real y creer lo inventado: en esa paradoja la obra de Thierry Bazin nos invita a mirar un mundo que escapa a la capacidad visual del observador más dotado.
Del 5 de octubre al 27 de enero