Los irreales forman un pueblo paralelo a los humanos, no sabemos si se trata de una civilización milenaria, de
una tribu futurista o de una especie desconocida.
¿Viven en nuestros lados desde hace tiempo sin que nosotros pudiéramos encontrarlos? ¿Son la imagen híbrida de nuestra mudanza que viene?
Sus ocupaciones son unas esperanzas tendidas hacia el mundo que nos rodea. Así como el “La arrulladora de
infancia” que nos abre la puerta sobre nuestra despreocupación pasada, el “acompañante de ausentes” que
nos úne a nuestros desaparecidos, el “calentadora de inviernos” que mima nuestros momentos de tristeza o la “
zurcidora de corazón” que repara nuestros amores, cada uno de ellos trabaja para el ensueño y los estados del
ser.
En un campamento de quince cabañas, los irreales evolucionan en universos plásticos fuertes y singulares. Esta performance sin palabra se aloja en el corazón de ello ciudad y del diario de cada uno, proponiendo un momento suspendido entre imaginario e interrogatorio, para unirnos a mismo.
Del 25 al 30 de diciembre
De 18 a 22 h.
Monasterio San Juan
Entrada libre hasta completar aforo